lunes, 15 de marzo de 2010

Carro viejo o diputado nuevo // Juan Miguel Matheus

Haciendo alarde de su chispa criolla, Andrés Eloy Blanco solía decir que “pocas cosas hacen tanto ruido como un carro viejo o un diputado nuevo”. Tal afirmación ayuda a orientar la lucha que libra la oposición para rescatar la AN. A la pregunta sobre cuál debe ser el programa de la Mesa de la UNIDAD para las elecciones de 2010 y para la actividad parlamentaria en la renovada AN, responderíamos que éste ha de ser, sin dudas, el mayor ruido posible al decir la verdad sobre el chavismo. Decir la verdad al legislar y decir la verdad al controlar la acción del Gobierno. Se trata de lograr que, desde la AN, el bullicio de la verdad acalle la algarabía de las mentiras que sostienen a este régimen. De lo contrario se le haría un enorme favor a Chávez y nos alejaríamos de la liberación de Venezuela. Los curules en la próxima Legislatura sólo tendrán valor para la lucha democrática si se les convierte en medios para desenmascarar al régimen.

La experiencia de los países que han sufrido y derrotado regímenes totalitarios demuestra que los puntos de quiebre comenzaron cuando quienes luchaban por la libertad se zafaron de los discursos mentirosos de esos regímenes, cuando los líderes se empeñaron en desmontar la realidad paralela impuesta por los discursos oficiales. En ese sentido, nada corroe tanto las bases (in)morales del régimen de Hugo Chávez como la denuncia perseverante de las mentiras sobre las cuales se edifica su existencia. Sólo entonces puede saltar a la vista que, como diría Vaclav Havel a la comunidad cubana de Florida en el año 2002, “el rey está desnudo y el misterioso resplandor de la palabra libre y del comportamiento libre son mucho más fuertes que el más poderoso ejército, que la policía, que las estructuras de las organizaciones del partido o del máximo poder de la economía gestionada centralmente y centralmente destruida, y de los medios de comunicación centralmente avasallados, los principales cultivadores del lenguaje mentiroso de la utopía oficial”.

Así, la AN podría ser escenario propicio para destruir esa realidad paralela que aliena nuestra identidad de pueblo y extravía nuestra marcha histórica. El objetivo real sería demoler la simbología en torno a la cual se articula y cobra vida la revolución bolivariana. Una de las funciones primordiales de los Parlamentos es servir de caja de resonancia a través de la cual los parlamentarios y los partidos orientan y conforman todos los niveles de la opinión pública. La Mesa de la UNIDAD –y con ella todo aspirante a diputado– tiene el deber de asumir que el ejercicio de la representación de la sociedad venezolana demanda conformar la opinión pública en torno a la verdad sobre la naturaleza totalitaria del régimen. No hay programa más necesario ni más eficaz desde el punto de vista político y moral. No hay arma más poderosa. Eso es, además, lo que ansían sedientamente los venezolanos. Esperemos el bullicio.


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Lula castrista // Juan Miguel Matheus

La semana pasada el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula, comparó a los disidentes cubanos que hacen huelga de hambre con delincuentes comunes de Sao Paulo. Lo hizo con tono de cómplice, como intentando espetar legitimidad al régimen castrista. “Imaginen –dijo– que todos los bandidos presos en Sao Paulo entrasen en huelga de hambre y exigiesen libertad. Tenemos que respetar la determinación de la justicia y del Gobierno cubanos. La huelga de hambre no puede ser un pretexto de los derechos humanos para liberar personas”.

Tales declaraciones, seguramente aplaudidas por Chávez, reflejan desprecio por quienes luchan contra la humillación de vivir en la injusticia cubana. La huelga de hambre de Guillermo Fariñas, o la que causó la muerte de Orlando Zapata, no es un chantaje para doblegar la determinación de justicia de un Gobierno legítimo. Lula tendría que reservarse esa visión para narcotraficantes, guerrilleros y terroristas. No es justo aplicarla a disidentes cubanos. Un preso político cubano dista mucho de ser un delincuente común. No es alguien que conspira contra la paz social. Es una persona privada de libertad por actuar de acuerdo a su conciencia, lo cual representa el peor crimen en un totalitarismo.

Todo lo anterior permite reflexionar sobre el estado de la conciencia frente al poder ilegítimo. Una persona que escucha el llamado de la conciencia y se aferra a él ya transita la senda de la libertad. Hace patente con cada acción y con su vida un principio que incomoda a los autócratas: la primacía de la verdad sobre el poder. Sólo cuando prima la verdad moral se puede exigir obediencia desde el poder. De lo contrario no se obliga en conciencia. Pero acaso lo más importante en una persona que se aferra a la conciencia es que se abre a la trascendencia. Preserva intangible "el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios" (Gaudium et spes, N° 16). Aquí está el meollo del asunto. Es Dios, y sólo Dios, el fin de la existencia humana. No hay gobernante ni ideología que puedan erigirse en la vocación última de la persona. Por eso, como Sócrates, es “preciso obedecer al dios antes que a los hombres”, aunque ello suponga males terrenos.

La tarea de liberar a Venezuela comienza por rescatar las conciencias de los venezolanos. Especialmente la de los chavistas. Se trata de mostrar que Chávez no es la finalidad de nuestra existencia. Tampoco el socialismo del siglo XXI ni ninguna otra superstición ideológica. Ello es, en sí mismo, un programa político que debe informar todo aquello con cuanto la oposición enfrente a Chávez. Es lo único que coloca la lucha en clave moral. No hay razones estratégicas ni tácticas que puedan justificar la huida del intento de liberar conciencias, de hablarle a la gente de los temas de fondo. En las actuales circunstancias una elección es una ocasión de liberar conciencias. Ése es, y no otro, el mayor valor del 26-S.

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sábado, 13 de marzo de 2010

Revocatorio post-26S

Paúl Elguezabal
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Esteban reclama a gritos un Referéndum Revocatorio (RR). Intenta distraer la campaña a la Asamblea Nacional (AN), la cual está muy reñida para su gusto. La oposición, por su parte, toma esto como un peine que no debe pisar. Bien. Se piensa que no se debe convocar el RR porque no es el momento oportuno debido a la campaña a la AN y porque parece imposible cumplir el requisito de alcanzar, al menos, los mismos votos de Esteban en 2006 (7.3 millones). Pero ganar el RR, aunque no lleguemos a los 7,3 millones, seria una victoria política que facilitaría exigir y lograr la renuncia de Esteban. Me explico.
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Debemos salir de Esteban lo antes posible. Cada día suyo en el poder le hace un daño incalculable a Venezuela. Está acabando con la libertad, la paz, la justicia y el progreso. Destruye al país -instituciones y personas- y eso es suficiente razón para exigir su salida inmediata, antes del 2012. No se justifica someter el país más tiempo a esto si hay salidas democráticas antes del 2012. Es democrático, justo y necesario salir pacíficamente de un Gobierno no democrático.
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Es importante recalcar que su salida es justa porque es antidemocrático, no porque esté en minoría. Sin embargo, que sea minoría es necesario para que esta salida sea pacifica y sostenible.
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Ganarle el RR sería el mandarriazo necesario para derrumbarle las bases de su totalitarismo. Sin el apoyo popular, comprobado en el RR, queda sin argumentos políticos. No podrá sostener que él es la voluntad del pueblo y que, por tanto, puede someter a todo el país como quiera. Sin el argumento de su popularidad, de sus votos, le será casi imposible continuar en el Gobierno. ¿Cómo dirá que él representa al pueblo si es repudiado en las urnas?
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Esteban debe salir repudiado. Por eso es necesario derrotarlo en la AN y en el RR. Con el repudio del pueblo no podrá ser estigmatizado como mártir y el país no será condenado a vivir bajo la sombra de su “autoridad moral”.
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Exigirle la renuncia no es saludo a la bandera. Una vez repudiado el 26S y en el RR solo hace falta una leve brisa para que pase esta triste página de la historia venezolana.
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Finalmente, al acabar con la fuente de las opresiones, discordias, injusticias, derroches y demás males que Esteban representa, podremos decir: Colorín colorado, este pueblo se ha liberado.
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Twitter: @PaulElguezabal

Incertidumbre en la economía

Antonio Yánez


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No deja de sorprender como, en menos de un mes, se han producido tantas medidas oficiales que alteran radicalmente el curso de los negocios en Venezuela. Se ha vuelto normal y cotidiano el anuncio de una expropiación, un programa de reducción de consumo eléctrico con amenaza de corte indefinido al comercio o una devaluación con efectos retroactivos, que afectó toda importación que no había sido liquidada por Cadivi al 8 de enero, así tuviera más de un año de antigüedad, y que se trató de corregir posteriormente por la vía de un convenio cambiario, que tuvo a su vez una improvisada enmienda. Estas medidas tienen un factor común al que quiero referirme: acentúan la incertidumbre en la economía.
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La incertidumbre dificulta el ejercicio pleno de la capacidad creativa y emprendedora que, irónicamente, nos ha destacado a los venezolanos en el mundo. Por una parte, miles de emprendedores abandonan sus proyectos al ver lo difícil que es planificar algo en un contexto tan inestable y, en consecuencia, optan por desarrollar sus ideas en otros países; y por la otra, se vuelve imposible ejecutar muchos proyectos grandes, lo cual afecta seriamente la inversión de largo plazo. En cambio, prolifera una actitud meramente extractiva y de altos retornos entre la gente de negocios (no se invierte sino que se busca únicamente alto y rápido rendimiento), y se refuerzan las ya duras barreras de entrada a nuevos inversionistas, principalmente a los pequeños, en beneficio de las empresas poderosas ya establecidas, que son las únicas que pueden costear con relativa facilidad el esfuerzo gerencial y los recursos jurídicos que se necesitan para afrontar la incertidumbre.
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La incertidumbre es también un disparador esencial de la inflación. En una economía donde nadie sabe cuánto costará el dólar el día de mañana, ni cómo, cuánto o a quién se le otorgarán las divisas oficiales; donde pocos entienden las subastas cambiarias del Banco Central, que lejos de estabilizar el mercado, han sido una muestra de inconsistencia extrema en criterios de asignación y frecuencia; donde cualquier bien puede escasear repentinamente y cualquier activo ser expropiado; es natural que suban todos los precios a una velocidad innecesariamente alta y en detrimento de los consumidores.
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En un entorno con estas características no puede desarrollarse un sector productivo sano y, mucho menos, que contribuya eficientemente al bienestar general. A este paso, las distorsiones serán cada vez más frecuentes, sus efectos más perversos, y será aún más evidente el fracaso económico. Ojala, de este lamentable deterioro, al menos resulte un aprendizaje económico colectivo: que el populismo y los "costos políticos" dejen de ser un motivador tan importante en la conducción del país, y adquiramos como sociedad una cultura económica que nos permita entender y apoyar programas económicos que verdaderamente conduzcan al desarrollo.
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twitter: @antonioyanezs

lunes, 8 de marzo de 2010

Devastar propiedad, devastar libertad // Juan Miguel Matheus

Hugo Chávez ha minado todos los pilares de nuestro orden social. Entre ellos, por supuesto, la propiedad privada. Lleva once años en ese plan. Sin embargo, la violencia del discurso anti-propiedad de los últimos meses no tiene parangón. Tampoco el número de expropiaciones. Ambas cosas reflejan el propósito de avanzar hacia una suerte de solución final en este tema. Chávez sabe que eso equivale a cultivar la semilla de la lucha de clases, que ansía hacer crecer. Pero sobre todo, sabe que atentar contra la propiedad conlleva a la expansión de su poder totalitario.


La propiedad es un elemento esencial para el normal desenvolvimiento de la vida social. Es un fenómeno radicalmente humano. Procede del esfuerzo personal por hacer rendir las propias capacidades. En este sentido, la propiedad es fruto del trabajo. Allí estriba su dignidad. Con ella se alcanza la satisfacción de las necesidades materiales más elementales, lo cual crea un espacio de autonomía indispensable para el desarrollo integral de las personas concretas y de las familias. Por eso la Doctrina Social de la Iglesia, la teoría política y la teoría económica son contestes en concebir la propiedad como una ampliación de la libertad.


Cuando Chávez arremete contra la propiedad irrumpe en ese espacio de autonomía. Penetra dimensiones de la vida humana que, por su naturaleza, están reservadas a las personas y a las familias. Son ámbitos que sólo pueden florecer al margen de la arrogancia del poder. Esto trae consigo efectos muy perniciosos. A través del afán anti-propiedad Chávez se coloca en posición de frustrar la creatividad humana. Apaga la vitalidad de las familias y neutraliza la subjetividad de la sociedad. Aniquilando la libertad económica se aniquila la libertad política y, a la postre, la libertad misma. Devastando la propiedad se devasta la libertad. Eso fue lo que hicieron los totalitarismos del siglo XX, es lo que subyace a su pomposa autoproclamación marxista y es lo que prueba irrefutablemente que el socialismo del siglo XXI no es una empresa de liberación sino un proyecto de dominación: a Chávez le importa el poder, no los pobres.


A pesar de todo, la sociedad resiste. Venezuela sigue siendo el cuero seco que tanto inquietó a Guzmán Blanco. Es verdad que Chávez avanza con impunidad en sus intentos de devastar la propiedad. Pero también es verdad que lograremos detenerlo. Mientras más avanza más se hace patente la injusticia intrínseca de su régimen. Genera ánimos de lucha. Engendra deseos de justicia. Eso es una constante histórica. Como señaló Juan Pablo II en su Encíclica Centesimus Annus, la caída de los comunismos de la Europa oriental estuvo precedida por violaciones a los derechos de los trabajadores, de los que más sufren el peso de las carencias materiales, y por colapsos económicos cuya raíz fue, precisamente, el irrespeto de la propiedad privada. Amor, sin justicia, no es amor.


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domingo, 7 de marzo de 2010

El Rey está desnudo// Vaclav Havel

Disurso de Vaclav Havel en la Universidad Internacional de la Florida,
dirigido a los ciudadanos cubanos.
Florida, 25 de Septiembre de 2002
Señor Presidente,
Distinguidos invitados,
Señoras y Señores,
Ciudadanos de Cuba que nos oyen,
Por primera vez en mi vida estoy en la Florida y, al mismo tiempo, es el último estado de los Estados Unidos de América y del continente americano que visito en mi cargo de Presidente de mi país. Soy yo quien ha elegido la Florida y lo hice para saludar, desde aquí, a todos los cubanos, es decir, a los que viven aquí y también a los que tienen su casa en la Isla.
Toda persona moderna y de pensamiento libre siente o debería sentir solidaridad con todos aquellos a quienes se impide vivir en su patria o visitarla libremente, y también con los que se ven obligados a vivir en ella en permanente miedo, y con los que no pueden salir y luego regresar a ella con toda normalidad.
Sin embargo, hay personas que por principio deberían sentir esa solidaridad con mayor intensidad que otros. Me refiero a los que hemos conocido en nuestras propias carnes la fuerza de la vida en un sistema totalitario de corte comunista o a los que intentamos incluso presentar resistencia a ese sistema y al mismo tiempo tuvimos la oportunidad de conocer la gran importancia que tenía la solidaridad y la ayuda de personas de países más libres.
Pienso que uno de los instrumentos más diabólicos del avasallamiento de los unos y del embelesamiento de los otros es el especial lenguaje comunista. Es un lenguaje lleno de señuelos, esquemas ideológicos, flores retóricas y estereotipos idiomáticos; un lenguaje capaz, por una parte, de maravillar enormemente a las personas que no hayan descubierto su falsedad o a las que no hayan tenido que vivir en ese mundo manipulado por ese lenguaje, y, al mismo tiempo, un lenguaje capaz de despertar en otras personas el miedo y el terror, obligándolas a disimular permanentemente.
También en mi país hubo generaciones enteras de personas que se dejaron desorientar por ese lenguaje lleno de bonitas palabras sobre la justicia, la paz, la necesidad de luchar contra los que, supuestamente en interés de las fuerzas del mal, se oponen al poder que utiliza ese lenguaje.
La gran ventaja de ese lenguaje es que todo está enlazado en firmes acoplamientos mutuos de un sistema cerrado de dogmas que excluyen todo lo que no encaja en él. Cualquier idea un tanto original o independiente, igual que la propia palabra que no se utiliza en el lenguaje oficial, se encasilla en la correspondiente categoría de subversión ideológica, incluso antes de ser pronunciada. La red de dogmas que justifican cualquier arbitrariedad del poder suele tener la forma de una utopía, es decir, la de una construcción artificial del mundo que contiene en sí, automáticamente, toda una gama de razones de por qué es preciso oprimir, prohibir o aniquilar cualquier cosa que rompa con los moldes o que sobresalga, y, todo ello, en aras de un futuro más feliz.
Es cómodo aceptar este lenguaje, creer en él o por lo menos amoldarse a él. Es muy difícil mantenerse firme, por mucho que esté cien veces presente el sentido común, pues eso significa rebelarse contra el lenguaje del poder o simplemente no emplearlo. El sistema de persecuciones, prohibiciones, denunciantes, elecciones de participación obligatoria, delación, censura, sistema al que siguen los campos de concentración, va envuelto en un hermoso lenguaje que no vacila en denominar a la esclavitud una forma superior de libertad, al pensamiento independiente una servidumbre al imperialismo, al espíritu de iniciativa humana una depauperación de los otros y a los derechos humanos un invento de la burguesía.
La experiencia de mi país es simple: cuando se ahonda la crisis interna del sistema totalitario hasta el punto en que es evidente para todos, y cuando un número cada vez mayor de personas logra emplear su propio lenguaje y rechazar el lenguaje charlatán y mentiroso del poder, la libertad se encuentra sorprendentemente cerca, incluso a corto alcance. Y de repente salta a la vista que el "rey está desnudo" y el misterioso resplandor de la palabra libre y del comportamiento libre son mucho más fuertes que el más poderoso ejército, que la policía, que las estructuras de las organizaciones del partido o del máximo poder de la economía gestionada centralmente y centralmente destruida, y de los medios de comunicación centralmente avasallados, los principales cultivadores del lenguaje mentiroso de la utopía oficial.
Nuestro mundo, en su conjunto, no se encuentra en buen estado y avanza por un derrotero muy ambiguo. Empero, esto no quiere decir que tengamos el derecho de abandonar la libre y culta reflexión y reemplazarla por un conjunto de utópicas frases hechas. Con ello no mejoraríamos el mundo, sino que seguiríamos empeorándolo. Significa, por el contrario, que debemos hacer más por nuestra propia libertad y por la de los demás.
Deseo a todos los cubanos una vida en libertad, alegría por la independencia y prosperidad.
¡Deseo que se conceda el Premio Nobel de la Paz a Oswaldo Payá Sardiñas, gran luchador por los derechos humanos en Cuba, y que ese premio refuerce el valor de todos los cubanos para resistir sin violencia al régimen violento!

Les agradezco su presencia y su atención.

sábado, 6 de marzo de 2010

Focus 29

Estos son los municipios donde debemos enfocar el esfuerzo, calidad de candidatos y la plata. Los otros o ya estan "ganados"(igual no debemos dormirnos) o estan muy cuesta arriba (no implica abandonarlos). Lo que implica es que debemos darle prioridad a estos circuitos. Con estos se puede lograr la mayoria, es donde se hara la diferencia.
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Este fue un trabajo del Grupo La Colina que llego a nuestras manos y quisimos promoverlo. Esta basado en los resultados de las elecciones regionales del 2008.

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Circuitos Accesibles (Diferencia menor a 6% en 2008) senalados con (*) y circuitos Posibles (Diferencia entre 6% y 10%) los otros senalados en este post.
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-Anzoategui
1*: Cantaura-Sur
2: Anaco
3: Piritu
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-Aragua
1*: Maracay
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-Barinas
1: Sta Barbara
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- Bolivar
1: Cd Bolivar
2: Pto Ordaz-San Felix
3: Upata-El Callao
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-Carabobo
2: San Joaquin-Guacara
5: Valencia (Sta Rosa)
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-Distrito Capital
2: 23 de Enero
4: Valle-Coche
5: Antimano-Caricuao
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-Falcon
2: Pto Fijo
3: Coro
4: Tucacas
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-Lara
1:Barquisimeto (Union, Cuji)
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- Merida
1: El Vigia-Tovar
4*: Ejido-Sur
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- Nva Esparta
*: Macanao
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-Tachira
1*: San Antonio-Rubio
3: La Grita
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-Yaracuy
3*: San Felipe
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-Zulia
1*: Machique
4: Maracaibo (PIV, VP, ABR)
8*: San Isidro
9*: San Francisco
10*: Sta Rita-Cabimas
12*: Colon
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Disculpen la ausencia de acentos, el teclado no esta en castellano.

TSJ o veneno positivista

Juan Miguel Matheus


Hugo Chávez no es justiciable. Ni siquiera cabe amagar con un antejuicio de mérito en su contra. Quien lo intente puede ir a la cárcel. Así lo declaró la Sala Plena del TSJ en una inefable sentencia. Todos sabemos que sobran razones para condenar a Chávez. De hecho, cuando su régimen caiga, ése será uno de los temas centrales de la transición democrática. Pero "por ahora" está blindado. El máximo tribunal de la República Bolivariana lo vacunó contra la justicia.
La posibilidad de enjuiciar al Presidente es uno de los símbolos republicanos más poderosos. No se trata de una mera previsión constitucional. Es la máxima expresión de la sumisión del poder al derecho, que caracteriza a las democracias constitucionales. Todo poder es justiciable. A pesar de la importancia de su investidura, ningún ciudadano puede ser sustraído del imperio de las leyes. De ese modo se garantizan la libertad política, los derechos fundamentales y la supremacía de la Constitución. Un Estado de Derecho deja de serlo cuando en él se enquistan estructuras que privilegian la inmunidad del poder y el despliegue de la arbitrariedad.
Entre nosotros se ha enquistado una estructura de esa naturaleza. Su savia es un veneno positivista que sacrifica la justicia a las formas y procedimientos. El contenido de los actos jurídicos ya no importa. Tampoco su conformidad o no con la Constitución. Lo relevante es que emanen de los poderes del Estado y sean ejecutados. Aquí aparece el TSJ. Su rol dentro de la arquitectura del régimen es simular el cumplimiento de las formas jurídicas. Se encarga de manipular la Constitución y las leyes con una única finalidad: alcanzarle a Hugo Chávez la inmunidad de su poder arbitrario.
Pero lo más tóxico del veneno positivista producido por el TSJ es que la voluntad sustituye a la razón como la medida del orden en la convivencia política. Reduce las relaciones humanas a tensiones de poder. Termina ocurriendo que justicia no es lo que indica el orden moral sino lo que conviene al más poderoso; lo cual, concretado en la realidad venezolana, se traduce en que justicia es lo que conviene a Hugo Chávez. Nada más. Por eso es imposible ganarle un pleito al régimen en algún tribunal de la República Bolivariana y por eso el Presidente no es un ciudadano justiciable.
Afortunadamente, en estas circunstancias, el TSJ no tiene la última palabra en materia de justicia. Lo justo y lo injusto no dependen de los argumentos de sus magistrados. Dependen de la verdad en sentido objetivo, del orden moral. En ello nada tiene que ver lo que convenga al poder de Hugo Chávez. La estructura de veneno positivista caerá. Entonces emergerá la auténtica justicia. La República se desintoxicará. Recobraremos la paz social y la tranquilidad volverá al espíritu de los venezolanos. Mientras tanto salgamos del actual juego de mentiras. Llamemos las cosas por su nombre: justicia a lo justo e injusticia a lo injusto.
Twitter: @JuanMMatheus

Esteban constitucionalista

Juan Miguel Matheus

Esteban está revelando su faceta de constitucionalista. Semana tras semana advierte que "el proceso constituyente de 1999 no ha concluido". Discreta, pero testarudamente muestra que de un momento a otro lo constitucional podría convertirse en el foco de sus afanes. Eso merece atención. El hecho de que sus afirmaciones hayan pasado casi inadvertidas no las hace inofensivas. Todo lo contrario. Por su naturaleza y por la materia a la cual se refieren son altamente dañinas. Son, en realidad, una amenaza. Conociéndolo, su ejecución es cuestión de tiempo y oportunidad.

La idea central del proceso de 1999 fue la supraconstitucionalidad del poder constituyente. Al pueblo (poder constituyente) se le subordinan permanentemente tanto las instituciones republicanas (poder constituido) como la propia Constitución. En criollo eso quiere decir que el pueblo hace lo que le da la gana, cuando le da la gana, con la AN, el Presidente, el TSJ, el CNE, el Poder Moral y el texto constitucional. Puede desbaratar el orden republicano a su antojo. Como diría Luis Castro Leiva, el soberano está en capacidad de "manducarse la República y formar, en un acto de participación política instantánea, una guarapita cívica".

La amenaza de Esteban significa, entonces, que el pueblo bolivariano está presto a manducarse las ruinas del orden republicano. Aguarda el llamado de la historia para devorar su propia creación: la Constitución de 1999. Asamblea Nacional Constituyente, enmienda o reforma. No importa. Cualquier cosa puede ocurrir. Es la misma espada de Damocles que pende sobre el pescuezo de nuestra convivencia política desde hace once años. ¿Y por qué el pueblo querría devorar su propia criatura? Porque Esteban lo desea. Conviene a la salud de su régimen. Allí estriba, precisamente, la maldad de la supraconstitucionalidad del poder constituyente. No es más que un artificio aprovechado por los juristas del terror para arropar con legitimidad democrática la voluntad totalitaria de Esteban. Pero todos sabemos que es Esteban y sólo Esteban el único que pisotea las instituciones republicanas y la Constitución para imponer sus designios de dominación total en Venezuela.

El antídoto al veneno del Esteban constitucionalista es una sana teoría de la Constitución, que ponga al pueblo en su sitio. Esteban no es el pueblo ni se identifica con éste. Ni siquiera es su voz. El pueblo, incluso correctamente entendido, es limitado. No es todopoderoso. Debe autolimitarse a través del respeto a los valores y principios que se ha dado a sí mismo en la Constitución. A Venezuela no volverá la República si alcahueteamos que, bajo la manipulación de Esteban y en nombre de la entelequia de la democracia participativa y protagónica, el pueblo sea infiel consigo mismo. La inculturación de la Constitución -hacerla vida en ciudadanos e instituciones- es una tarea pendiente. Eso vendrá. Aprenderemos a propósito de Esteban.

Twitter: @JuanMMatheus

La talanquera

Juan Miguel Matheus

La semana pasada Esteban ordenó a los diputados de la AN crear un instrumental jurídico para castigar a los parlamentarios oficialistas que "salten la talanquera". En realidad los mandó a cavar sus propias tumbas. Los puso a confeccionar urnas. Y lo hizo, como es habitual, sin pudor ni disimulo. Ese es el trato que merecen los traidores del "sueño de Bolívar", fuente de la moral revolucionaria. La jugada le sale redonda, además, porque ese instrumental implica un endurecimiento de la disciplina parlamentaria, que también será útil para neutralizar a los diputados de oposición en la próxima Legislatura.
Como suele ocurrir, el capricho de Esteban atropella la Constitución. Esta establece que los diputados no están "sujetos a mandatos ni instrucciones, sino sólo a su conciencia" (Art. 201). Esa norma recoge el principio de libertad de conciencia del parlamentario engendrado por Edmund Burke. Los representantes de la nación -dice el irlandés en su Discurso a los electores de Bristol- no deben sacrificar sus votos ni opiniones a mandatos provenientes del electorado, ni de ningún hombre ni de ningún grupo de hombres, cuando dichos mandatos sean contrarios a la razón, a la conciencia o al interés general. Un diputado traiciona la dignidad del oficio parlamentario y traiciona a la nación si actúa en contra de sus convicciones con el fin de congraciarse con aquellos de quienes depende su curul: el electorado, un partido o, en este caso, Esteban.
Entre los parlamentarios oficialistas hay muchos que siempre renunciarán a sus convicciones para mantenerse en la AN. Con eso preservan lo que Hannah Arendt denominó estatus de miembro del partido, que en un totalitarismo trae consigo alguna migaja de poder, riquezas y, lo más importante, el beneplácito del líder totalitario. También hay muchos otros enfrentando la "tentación" de seguir los dictados de la razón y actuar libremente, como los seres humanos. Así parece sugerirlo la reciente ola de renuncias en el Gabinete y el advenimiento de los ministros policamburistas.
Tanto a los primeros como a los segundos Esteban les reparte la misma medicina: terror. La talanquera simboliza el terror. En clave totalitaria representa prisión moral, esclavitud. Él sabe que su régimen se mantiene por el miedo y que quienes más sufren el miedo son los hijos de la revolución, especialmente su anillo más cercano. Por eso les muestra la fuerza de su poder omnímodo para acrecentar en ellos la zozobra del miedo. Los amedrenta enseñándoles las desgracias que sufrirían si saltan la talanquera.
Pero más allá de la talanquera, al otro lado suyo, se encuentra la libertad. Saltar la talanquera significa destruir el miedo. Es salir a la búsqueda de la conciencia para recuperar la libertad perdida. Saltar la talanquera supone, a pesar de los alaridos de Esteban y del daño que éste pueda causar, ganar el camino del servicio a la patria, reconciliarse con Venezuela.

Twitter: @JuanMMatheus

viernes, 26 de febrero de 2010

Descifrando el Rompecabezas 2: Elefantes Mirandinos


Como era de esperarse, han comenzado las peleas opositoras improductivas, y digo improductivas, porque se salen del foco de estas elecciones: ganar los 29 municipios “swing” (proyectando las últimas elecciones).  Está claro que lo que ocurra el 26S no dependerá de si María Corina Machado llegue por el Papaya, por buena candidata que sea.  ¡Es que si somos minoría, no importa la calidad de los candidatos!  Por esta razón, los buenos candidatos son los que deben darse cuenta, y lanzarse por donde la batalla es difícil, pero posible.  Más adelante iremos hablando de estos 29 municipios, y cómo hacer para ganarlos.
Volviendo a las peleas improductivas.  Un proverbio chino decía que cuando dos elefantes pelean, el único que sufre es la grama.  Yo digo: Cuando Enrique Mendoza y Julio Borges pelean, el único que sufre es el país.   No conozco a Enrique Mendoza personalmente, pero según me ha contado mucha gente de Petare, y el propio Carlos Ocariz (trabajo años con Mendoza), Enrique es un tipo trabajador, pateador de calle, y que su labor ha sido crucial en la composición actual de Miranda.  Por otro lado, conozco a Julio, y no solo me identifico muy de cerca ideológicamente y personalmente, sino que es uno de los pocos candidatos opositores que tienen fuerte llegada popular (regionalizada).  Tanto Julio como Enrique son grandes individualidades en la oposición, y cada uno tiene un trabajo particular valioso, con la diferencia que Julio es un constructor de partido que tiene equipo y construye equipo, y Enrique es más un trabajo individual.
Me decepciona que los dos se estén peleando por el primer puesto en la lista de Miranda.  En primer lugar, en Miranda van a salir dos diputados por lista seguros, así que la pelea es dañina y solo responde a ganas de pelear entre sí, perdiendo el foco final.  Por otro lado me decepciona que estos excelentes candidatos se lancen por escaños tan fáciles, dada la escasez de candidatos en circuitos nominales de Miranda.  Por ejemplo, tanto William Ojeda como Juan Carlos Caldera son pésimos candidatos, y ninguno debería ser el uninominal por Petare.  Por otro lado, en el circuito Plaza-Zamora-Caucaguita-La Dolorita, se necesitan líderes fuertes y con reconocimiento.  Al ser un circuito tan grande y poblado, no va a servir un candidato local desconocido (he oído que el candidato de PJ será un tal Blandin que venía de UNT y es de Caucaguita).
De este juego trancao se desprende mi propuesta: Enrique Mendoza se debe lanzar por Plaza/Zamora uninominal.  Julio Borges se debe lanzar por Petare, donde ya fue diputado en el pasado, y donde lo quiere mucho la gente, incluso desde la época del programa de TV.  William Ojeda y Juan Carlos Caldera se meten por la lista de suplentes de presos políticos.  De esta manera, un voto opositor en Miranda es un voto por los presos políticos.  Finalmente, en Los Salias-Guaicaipuro-Carrizal, Yon Goicoechea debe seguir pidiendo primarias, donde no creo que nadie le gane. 
Seguiremos viendo los acontecimientos, pero como opositores nos toca decirle a cada elefante que SEA VARON, y se lancen nominales.  Si siguen peleándose entre sí por la lista, tendremos Chávez pa’ rato.

lunes, 8 de febrero de 2010

Socialismo vs libertad

Paúl Elguezabal

Este es un mensaje para los trabajadores de las empresas “expropiables”, que básicamente son todas. Todos sabemos que donde se respete la propiedad privada habrá más inversión extranjera y nacional, lo cual crea empleos y progreso. Sin embargo, al Gobierno lo único que le interesa es tener control sobre nosotros, no la prosperidad. El socialismo no permite hombres libres y tiene un solo propietario.

Cuando leemos que “Venezuela ahora es de todos” nos preguntamos quién será ese señor “todos” que se quiere adueñar del país. Por ejemplo: los trabajadores de las empresas básicas expropiadas en Guayana, que creían que serían dueños de las empresas, ahora han perdido calidad de vida y libertad sindical desde que el señor “todos” es el dueño. Amigos que trabajan en instancias del Gobierno cuentan como cada vez que al señor “todos” le provoca tienen que ir a Caracas a marchar porque si no están botados, debiendo para ello dejar a la familia y perdiendo su tiempo de descanso. Estudiantes de una universidad gobiernera fueron botados porque protestaban por el cierre de un canal que al señor “todos” no le gustaba. Trabajadoras de la Gobernación de Sucre fueron despedidas por no querer inscribirse en el partido del señor “todos”. Cooperativas o empresas sociales son ayudadas sólo mientras le son fieles al jefe, al señor “todos”. Después de ver estos casos, ¿son libres quienes dependen de este Gobierno de hacer lo que crean mejor? Pues no. Al final siempre dependen de la voluntad del señor “todos”.

Este socialismo que nos quieren imponer nos convertirá en esclavos del señor “todos”, dado el continuo empeño de acabar con los empleadores privados para que dependamos exclusivamente del Gobierno. Entonces no podrás decir que piensas distinto sin ser botado. No podrás acusar a tu jefe ante un juez por no pagarte lo que corresponde, porque el que pone al juez y a tu jefe es el mismo, el señor “todos”. No podrás renunciar al jefe porque al final siempre tendrás el mismo, el Único, el que te impondrá siempre las mismas condiciones de “lealtad”.

No debemos jugar a la expropiación creyendo en promesas falsas, porque sabemos que nos espera la esclavitud socialista. Esto no implica ceder en las justas reivindicaciones laborales y reclamos a nuestros patronos. Nuestros jefes no son perfectos, pero al final siempre tienes la opción de otro trabajo con otro jefe. En el socialismo al que nos llevan no. Es mejor un mal jefe, con un Estado que te defienda con jueces, que ser esclavo del señor “todos”.

Paulelguezabalm@yahoo.com @PaulElguezabal (en twitter)

Manos blancas.

Juan Miguel Matheus

La fuente de la violencia de los últimos días no está en las manos blancas de los estudiantes. Está en las feroces injusticias procedentes del régimen de Hugo Chávez. Traerlo a colación es oportuno porque cada vez que el régimen muerde con su colmillo totalitario al Movimiento Estudiantil comienza una humareda de confusiones. Por un lado se disparan mentiras oficiales para mostrar a Chávez como un amante del orden constitucional, que no reprime sino a “provocadores, violentos, golpistas y apátridas”; y, por otro, se oyen las voces prudentes de algunos que desenfocan la lucha porque confunden no-violencia y pacifismo con la renuncia a los propios derechos.


Que la injusticia exista en la vida del hombre es un misterio. Así lo recordó recientemente Benedicto XVI. En su Mensaje para la Cuaresma 2010 se lee que “la injusticia, fruto del mal, no tiene raíces exclusivamente externas; tiene su origen en el corazón humano, donde se encuentra el germen de una misteriosa convivencia con el mal”. Lo que el Papa dice es corroborado por la historia. Los totalitarismos del siglo XX fueron desbordamientos de injusticias detrás de los cuales siempre hubo voluntades humanas concretas: Hitler, Stalin, Mao, etc. El totalitarismo evidencia que son los hombres quienes violentan la naturaleza humana y quienes crean situaciones de injusticia en las sociedades; lo cual coincide, en su esencia, con lo que ocurre en Venezuela.

La violencia se produce, entonces, cuando los estudiantes, con sus manos blancas, resisten tal desbordamiento de injusticias saliendo a las calles a protestar, a gritar la verdad y a ejercer sus derechos, es decir, cuando se rehúsan a vivir una vida de injusticias. En este punto el régimen pone la violencia. Trae consigo la represión como medio para eliminar esa resistencia, para obligar a vivir en la injusticia. Todo cuanto el régimen hace en este aspecto a través de los órganos de seguridad del Estado o a través del paraestado encabezado por Lina Ron tiene como objeto el despliegue absoluto, el desahogo total, de las injusticias en las cuales pretenden hacernos vivir quienes nos gobiernan.

En este sentido, la lucha de los estudiantes es invalorable en estos tiempos. Es rebeldía ante la injusticia, es una opción por la humanidad del hombre. Su reto es plantarse firmemente ante el régimen para que, a pesar de los riesgos de sufrimiento físico y/o moral que ello trae consigo, quede claro que los venezolanos somos humanos y, como tales, no merecemos vivir la miseria de una vida injusta. Los estudiantes no son violentos y están muy lejos de serlo. Por eso, a pesar de las mentiras oficiales y del susurro de las voces prudentes, deben seguir adelante con la pelea. La estudiantil debe ser, en definitiva, una lucha de humanización, que ansíe derrotar el mal con el bien. Así se han vencido los totalitarismos de la historia. Así volverá la libertad a Venezuela.


jmmfuma@gmail.com

Twitter: @JuanMMatheus

martes, 26 de enero de 2010

¿Ineficiente o totalitario?

Al ver las consignas y los pesares de la gente, surge la pregunta: ¿Este gobierno es ineficiente o totalitario? Es Ineficiente por los problemas de electricidad, agua, inseguridad e inflación que, entre otros, sufrimos a diario. Y es totalitario porque su objetivo es un nuevo "republicano" hecho a la medida del marxismo hacia el cual quiere llevar a los venezolanos a través del miedo y la mentira, asumiendo cada faceta de nuestras vidas como la educación, el trabajo, etc., con su ideología inspirada en resentimiento y odio. Definitivamente este gobierno es ineficiente y totalitario a la vez.

Entonces pregunto: ¿Por qué insistimos en enfocar la lucha solo hacia el lado de la ineficiencia del gobierno? Está muy claro que hay que transmitir mensajes que respondan las inquietudes de la Venezuela no política como el agua, la luz, la inseguridad, la inflación, etc. Pero debemos recordar que la libertad de expresión, los presos políticos, las expropiaciones, la criminalización de la protesta, en fin, la dominación de cada hombre a través de la mentira y el miedo son problemas tan importantes o más que los anteriores.

Puede ser verdad que esos problemas no suben cerro. Pero son problemas de suprema gravedad. Por tanto sólo le pido a la Venezuela política que los agreguen a sus discursos (después de hablar de las ineficiencias claro). El que se dedica a la política debe guiar a la gente, no ser guiados por ella. Vamos a responder a los clamores de la gente por la ineficiencia del gobierno porque eso es necesario. Pero también aprovechemos para abrirle los ojos sobre la calaña del gobierno que los atemoriza y engaña para dominarlos a su antojo.

La solución parece ser no dejar pasar ningún arrebato a la libertad de expresión, a la propiedad privada, en fin, a la libertad, para hacer lo que hacen los estudiantes: cobrársela. Así se lo pensará mejor. Con protestas se paró la encarceladera, la ley sapo, no cerraron TVS, etc. Además, la protesta fue clave para ganar la reforma constitucional en 2007, demostrando así que también es útil para lo electoral. Y este camino electoral también hay que jugarlo con todas las fuerzas, aprovechando para llegarle a cada venezolano, para liberarlo de la mentira y el miedo. Sin duda el 26S es una oportunidad de oro para frenar las injusticias del gobierno. Pero por favor: que eso no implique renunciar a la protesta.

Sigamos el ejemplo de los estudiantes. No desmayemos. Con la verdad por delante acabaremos con esta pesadilla sin fin y lograremos tener un país libre.


Paul Elguezabal
paulelguezabalm@yahoo.com @PaulElguezabal (twitter)

Constitución de transición

La semana pasada Hugo Chávez embistió contra la Constitución de 1999. Esta vez lo hizo directamente. No mediaron sus apéndices. La toga de Luisa Estela Morales, el verbo sofista de Carlos Escarrá y el terrorismo penal de Luisa Ortega Díaz brillaron por su ausencia. Los “juristas del régimen” no recibieron orden de ultrajar el texto constitucional. Fue el Comandante mismo quien dijo que “la Constitución de 1999 es una Constitución de transición”.

Lo que hace diez años se vendió como la panacea de todos nuestros males, como la piedra angular de la transformación del Estado y de la refundación de la República, hoy es desechado. La Constitución de 1999 peligra. Puede engrosar la lista de Constituciones postizas de nuestra historia republicana, esto es, la lista de aquellas Normas Fundamentales (26 en total) que precedieron a la Constitución de 1961 y que, como señaló el ex presidente Caldera, vieron la luz con el único propósito de simular la legitimidad jurídica de alguna autocracia militarista.

Ninguna de las postizas gozó de lo que hoy se considera un atributo esencial, sine qua non, en los textos constitucionales: la vocación de permanencia. Y la de 1999 tampoco posee esa vocación. Nunca la tuvo. En realidad, también es postiza. Aquello nació mal. Desde los puntos de vista moral, político y jurídico era imposible edificar un Estado constitucional con base en la bicha. Eso es lo que nos está recordando Hugo Chávez, nuestro saltatrás autocrático.

Tal vocación de permanencia no es una gratuidad histórica. Tampoco es consecuencia de una declaración formal, de una vivencia aparencial de principios. Por el contrario, es fruto de una aceptación honda y sincera de los principios de la democracia constitucional por parte de todos los componentes sociales, pero especialmente de aquellos en quienes recae la responsabilidad directa de crear las condiciones existenciales de la vida republicana. Son principios que nada tienen que ver con la ideología (socialismo del siglo XXI, marxismo) ni con la voluntad autocrática de poder (el Chávez esencial). O dicho de otro modo: son principios que sólo pueden subsistir si la ideología se ahoga en la verdad y si la voluntad autocrática de poder se ahoga en la razón.

Sólo si esos principios permean la conciencia colectiva y prevalecen arraigados en ella los pueblos cobran existencia republicana y tienden a la permanencia del orden constitucional, como expresión del orden de la razón. Por eso la pelea consiste en enfrentar a Chávez evitando que instrumentalice la Constitución de 1999 para borrar los surcos profundos de cultura democrática que fueron impresos en la sociedad venezolana bajo la vigencia de la Constitución de 1961. No podemos permitir que se nos coloque en un estado permanente de transición. Los venezolanos no queremos ni podemos vivir bajo la sombra de lo que Chávez entiende por Constitución de transición, que en realidad es destrucción.

Juan Miguel Matheus
jmmfuma@gmail.com