viernes, 26 de febrero de 2010
Descifrando el Rompecabezas 2: Elefantes Mirandinos
lunes, 8 de febrero de 2010
Socialismo vs libertad
Este es un mensaje para los trabajadores de las empresas “expropiables”, que básicamente son todas. Todos sabemos que donde se respete la propiedad privada habrá más inversión extranjera y nacional, lo cual crea empleos y progreso. Sin embargo, al Gobierno lo único que le interesa es tener control sobre nosotros, no la prosperidad. El socialismo no permite hombres libres y tiene un solo propietario.
Cuando leemos que “Venezuela ahora es de todos” nos preguntamos quién será ese señor “todos” que se quiere adueñar del país. Por ejemplo: los trabajadores de las empresas básicas expropiadas en Guayana, que creían que serían dueños de las empresas, ahora han perdido calidad de vida y libertad sindical desde que el señor “todos” es el dueño. Amigos que trabajan en instancias del Gobierno cuentan como cada vez que al señor “todos” le provoca tienen que ir a Caracas a marchar porque si no están botados, debiendo para ello dejar a la familia y perdiendo su tiempo de descanso. Estudiantes de una universidad gobiernera fueron botados porque protestaban por el cierre de un canal que al señor “todos” no le gustaba. Trabajadoras de la Gobernación de Sucre fueron despedidas por no querer inscribirse en el partido del señor “todos”. Cooperativas o empresas sociales son ayudadas sólo mientras le son fieles al jefe, al señor “todos”. Después de ver estos casos, ¿son libres quienes dependen de este Gobierno de hacer lo que crean mejor? Pues no. Al final siempre dependen de la voluntad del señor “todos”.
Este socialismo que nos quieren imponer nos convertirá en esclavos del señor “todos”, dado el continuo empeño de acabar con los empleadores privados para que dependamos exclusivamente del Gobierno. Entonces no podrás decir que piensas distinto sin ser botado. No podrás acusar a tu jefe ante un juez por no pagarte lo que corresponde, porque el que pone al juez y a tu jefe es el mismo, el señor “todos”. No podrás renunciar al jefe porque al final siempre tendrás el mismo, el Único, el que te impondrá siempre las mismas condiciones de “lealtad”.
No debemos jugar a la expropiación creyendo en promesas falsas, porque sabemos que nos espera la esclavitud socialista. Esto no implica ceder en las justas reivindicaciones laborales y reclamos a nuestros patronos. Nuestros jefes no son perfectos, pero al final siempre tienes la opción de otro trabajo con otro jefe. En el socialismo al que nos llevan no. Es mejor un mal jefe, con un Estado que te defienda con jueces, que ser esclavo del señor “todos”.
Paulelguezabalm@yahoo.com @PaulElguezabal (en twitter)
Manos blancas.
Juan Miguel Matheus
La fuente de la violencia de los últimos días no está en las manos blancas de los estudiantes. Está en las feroces injusticias procedentes del régimen de Hugo Chávez. Traerlo a colación es oportuno porque cada vez que el régimen muerde con su colmillo totalitario al Movimiento Estudiantil comienza una humareda de confusiones. Por un lado se disparan mentiras oficiales para mostrar a Chávez como un amante del orden constitucional, que no reprime sino a “provocadores, violentos, golpistas y apátridas”; y, por otro, se oyen las voces prudentes de algunos que desenfocan la lucha porque confunden no-violencia y pacifismo con la renuncia a los propios derechos.
Que la injusticia exista en la vida del hombre es un misterio. Así lo recordó recientemente Benedicto XVI. En su Mensaje para la Cuaresma 2010 se lee que “la injusticia, fruto del mal, no tiene raíces exclusivamente externas; tiene su origen en el corazón humano, donde se encuentra el germen de una misteriosa convivencia con el mal”. Lo que el Papa dice es corroborado por la historia. Los totalitarismos del siglo XX fueron desbordamientos de injusticias detrás de los cuales siempre hubo voluntades humanas concretas: Hitler, Stalin, Mao, etc. El totalitarismo evidencia que son los hombres quienes violentan la naturaleza humana y quienes crean situaciones de injusticia en las sociedades; lo cual coincide, en su esencia, con lo que ocurre en Venezuela.
La violencia se produce, entonces, cuando los estudiantes, con sus manos blancas, resisten tal desbordamiento de injusticias saliendo a las calles a protestar, a gritar la verdad y a ejercer sus derechos, es decir, cuando se rehúsan a vivir una vida de injusticias. En este punto el régimen pone la violencia. Trae consigo la represión como medio para eliminar esa resistencia, para obligar a vivir en la injusticia. Todo cuanto el régimen hace en este aspecto a través de los órganos de seguridad del Estado o a través del paraestado encabezado por Lina Ron tiene como objeto el despliegue absoluto, el desahogo total, de las injusticias en las cuales pretenden hacernos vivir quienes nos gobiernan.
En este sentido, la lucha de los estudiantes es invalorable en estos tiempos. Es rebeldía ante la injusticia, es una opción por la humanidad del hombre. Su reto es plantarse firmemente ante el régimen para que, a pesar de los riesgos de sufrimiento físico y/o moral que ello trae consigo, quede claro que los venezolanos somos humanos y, como tales, no merecemos vivir la miseria de una vida injusta. Los estudiantes no son violentos y están muy lejos de serlo. Por eso, a pesar de las mentiras oficiales y del susurro de las voces prudentes, deben seguir adelante con la pelea. La estudiantil debe ser, en definitiva, una lucha de humanización, que ansíe derrotar el mal con el bien. Así se han vencido los totalitarismos de la historia. Así volverá la libertad a Venezuela.
Twitter: @JuanMMatheus